Los jefes “Cuelmitas”, los que se cuelgan las medallitas
Cuando te esfuerzas en tu trabajo todos los días, intentas hacerlo lo mejor que puedes, y eres un modelo de compromiso del empleado, además del salario, que se sobreentiende, te mereces el reconocimiento de tu superior.
“La primera responsabilidad de un líder es definir la realidad. La última es dar las gracias. Entre ambas circunstancias, el líder es un sirviente”
Max De Pree, (1924-2017) escritor y hombre de negocios estadounidense.
Patricia Bays Haroski, de Deerfield, en Illinois – Estados Unidos de América, trabajaba como secretaria en una compañía de seguros cuando el 16 de octubre de 1958 se olvidó del cumpleaños de su jefe, que además era su padre. Por ese motivo se le ocurrió registrar ese día como el “Día Nacional del Jefe” en la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Cuatro años más tarde el gobernador apoyó esta idea dando oficialidad a este día.
El propósito original de esta celebración era mostrar aprecio por los jefes, y al mismo tiempo, una estrategia para intentar mejorar las relaciones dentro de la oficina entre mandos y subordinados.
Con motivo de esta fecha, Randstad USA publicó los resultados de una encuesta realizada en septiembre de este año, sobre la relación entre empleados y jefes en los Estados Unidos, centrada en aspectos como el Bienestar Laboral, el Clima Laboral y la capacidad de retener a los mejores trabajadores. Una de las principales conclusiones de esta encuesta es que el 17% de los trabajadores sufren a un jefe que se atribuye el mérito de sus ideas.
“En España no tenemos día del jefe…, ¡ahí lo dejo!”
¿Tu jefe se adjudica como propias tus ideas?
Puede deberse a un malentendido o a una casualidad. Ese presumir ante la Dirección o el Cliente, seguramente, será un error. El jefe se ha apropiado de una idea tuya. Es una sensación nueva, no sabes si alegrarte por lo bueno que eres, o enfadarte por la falta de reconocimiento.
Pero, van pasando los meses y aprecias una tendencia. Ya van unas cuantas ideas tuyas que el jefe hace suyas. Empiezas a tomar conciencia de que tu jefe puede querer quedar bien ante la Dirección, y/o que, además, entienda que las ideas son del equipo, no individuales.
Un periodo de tiempo relativamente extenso a su lado, y ahora ya no hay dudas, tu jefe se apropia sistemáticamente tus ideas. Si no lo sabes, te lo confirmo: estamos ante el síntoma que permite definir indudablemente una patología, la del jefe “Cuelmita”, el que se cuelga la medallita.
Las carencias del “Cuelmita”
A algunos les puede parecer raro, pero seguro que podríamos llegar a estar de acuerdo con la afirmación de que, de forma aleatoria, casual o fortuita, puede darse el caso de que un subordinado pueda llegar a tener una idea mejor que las de su jefe.
Es lamentable ver personas en puestos de responsabilidad, a veces con mucha experiencia, que, parapetados tras la creatividad y el conocimiento de un subordinado, ocultan su mediocridad. Carencias profesionales e inseguridades personales generan en los miembros de sus equipos cócteles de emociones negativas: miedo, ira, ansiedad…
Claro, el “Cuelmita”, como toda especie, busca su supervivencia, y todo le vale para lograrla. Cuando encuentra una fuente de ideas, la oculta convenientemente, se surte de ella, y, también, se protege. ¿Quién sabe?, el potencial del subordinado elevado a su máximo exponente puede hacer pensar a los directivos sobre la continuidad y necesidad del “Cuelmita”…
El Liderazgo es para Líderes, no para “Cuelmitas”
Para ser un Líder exitoso, es imprescindible tener la suficiente confianza en sus propias habilidades, y carecer de complejos que no permitan reconocer el mérito a sus subordinados, aún cuando, en justicia, corresponda hacerlo.
Una de las mejores cualidades de un excelente Líder es ser reconocido como un gran desarrollador de personas. Apropiarse su mérito es una excelente manera de cohibir al trabajador, que evitará mostrarse en toda su potencia, refugiándose en la inacción para protegerse de esta práctica desdeñable.
La desmotivación toca en la puerta del empleado cuando no se le reconoce su mérito, y, además, se los apropia el “Cuelmita”. La motivación se ve aplastada cuando ese “Cuelmita” es felicitado por compañeros y/o la Dirección por esa idea que usted le ha dado.
Por la ley de la carretilla (En otro post hablaré de ella…), este trabajador termina viendo incrementada su carga de trabajo al tiempo que disminuye su motivación. Por eso, la próxima vez que le soliciten una idea, pasará a la inacción, porque, la aporte o no, va a ser lo mismo. Nadie va a reconocer su mérito, y, por supuesto, no tendrá repercusión en su salario ni en su proyección profesional.
La autoría de las ideas
En descargo del Líder, me gustaría argumentar que algunas veces una idea puede ser valorada negativamente en un primer momento. Pero, por los avatares propios de la vida de las empresas, después puede recuperarse para ser puesta en práctica. En ese proceso, el Líder puede olvidar accidentalmente al autor de la idea, sin que haya voluntad real de desmotivar al trabajador.
Es verdad que la propiedad intelectual de las ideas que se generan a raíz de la actividad de la empresa, son legalmente del empresario. Pero, reconocer al autor, es lo mínimo que se debe hacer, no sólo para que este se sienta reconocido, sino porque el refuerzo positivo lo impulsará a continuar aportando su chorro de creatividad a la empresa. En caso contrario, se autolimitará, y, si continúa en la misma empresa, se marchitará totalmente.
Cuando se habla de emprendeduría, se dice que la mejor idea del mundo, con una ejecución mala o mediocre, no vale nada. Es por eso que ideas a priori no muy brillantes, llegan a ser verdaderos bombazos. Hay que reconocer también el mérito al resto del equipo que puede ayudar a transformarla, mejorarla y realizarla.
La Transformación Digital: enemiga de los “Cuelmitas”
Una de las acciones que pueden mitigar el riesgo del insaciable apetito del “Cuelmita” por las buenas ideas de sus subordinados, es compartirlas en plataformas a las que tengan acceso otros empleados e incluso directivos de la empresa. Es una forma de que se evidencie el origen de las ideas si el “Cuelmita” tiene el impulso de colgarse la medallita. Puede quedar retratado con facilidad.
Tratar el asunto directamente con el “Cuelmita”, es muy delicado. Normalmente son jefes sin el nivel de competencia necesario para el desarrollo con éxito de su puesto, o, peor, pueden ser narcisitas.
Reclamar el reconocimiento en una conversación privada es un momento muy difícil. En un primer análisis, dejar en evidencia al apropiador indebido te puede resultar atractivo. Pero, evidenciar la ineptitud o la falta de ética en tu superior, puede traerte consecuencias poco deseadas.
Hazte notar. La organización debe saber que eres un recurso de valor, y que cuando llegue el momento, estarás preparado para ser promocionado. Las redes corporativas son tu pasaporte a la promoción y tu defensa ante el “Cuelmita”.
“Ningún hombre que quiera hacerlo todo solo o llevarse todo el crédito por hacerlo, será un buen líder”
Andrew Carnegie, (1835-1919), industrial, empresario y filántropo estadounidense.